La corrupción en nuestro país ha calado de tal manera que permea todas las estructuras sociales. La corrupción rompe de manera directa con el proyecto de Dios para la humanidad porque hace que las relaciones con las personas y las cosas se transformen en espacios de explotación y muerte, en especial al establecerse una relación idólatra con el dinero y el poder.


 

SANTO DOMINGO, R.D.- Los jesuitas de la República Dominicana han manifestado, esta semana mediante un documento público, que «nuestra fe en el evangelio de Jesús, el compromiso social al que nos lanza el magisterio social de la Iglesia, los mensajes de los obispos dominicanos y nuestro profundo amor por el pueblo dominicano han hecho que como jesuitas nos comprometamos a caminar junto a muchos movimientos y grupos organizados cuyo criterio común es la búsqueda de un mejor país para todos».

En el año 1975, a la luz del Concilio Vaticano II, la Compañía de Jesús reunida en la Congregación General No. 32, hizo una síntesis de cómo comprendía su misión en el mundo, desde la óptica de la Iglesia y en un profundo compromiso con la humanidad, de la manera siguiente: «La misión de la Compañía de Jesús hoy es el servicio de la fe, del que la promoción de la justicia constituye una exigencia absoluta, en cuanto forma parte de la reconciliación de los hombres exigida para la reconciliación de ellos mismos con Dios».

Tratando de ser coherentes a esa misión definida hace más de 40 años, los jesuitas han querido caminar junto al pueblo desde las organizaciones campesinas y barriales y en las luchas populares por los justos reclamos de los derechos ciudadanos.

Hoy al ver crecer en el corazón del pueblo dominicano el deseo profundo de cambiar la realidad que impera de corrupción e impunidad, dice el documento, nuestra fe nos anima a continuar sumándonos a esta lucha social y popular por un país donde la institucionalidad, la honestidad y la justicia imparcial sean la base de una vida digna para todos.

Por eso, continúan diciendo, nos unimos plenamente a nuestros obispos cuando dicen: De cara a la oleada de corrupción que afecta la convivencia pacífica, hagamos mayores esfuerzos por la institucionalización de la justicia, de modo que nadie pueda ir a los cargos públicos a enriquecerse ilícitamente y de manera impune, con lo que se priva a amplios sectores de la población al acceso a la alimentación, salud, educación y vivienda. En este sentido, vemos con buenos ojos el hecho de que cada vez más la ciudadanía se empodera y toma parte cada vez más activa en la lucha contra la corrupción.

La corrupción en nuestro país ha calado de tal manera que permea todas las estructuras sociales. Argumentan los jesuitas, que la corrupción rompe de manera directa con el proyecto de Dios para la humanidad porque hace que las relaciones con las personas y las cosas se transformen en espacios de explotación y muerte, en especial al establecerse una relación idólatra con el dinero y el poder.

Afirman que la corrupción nos deshumaniza transformándonos en seres alejados del sueño de Dios para la humanidad. La impunidad, dicen, es el caldo de cultivo para una cultura de corrupción. No podemos continuar con un sistema jurídico, político y económico que fomente la impunidad de aquellos que delinquen porque es lo que corroe todo propósito de enmienda como personas y como país, además de ahogar toda iniciativa de institucionalización y lucha anticorrupción. No debemos poner paños tibios ni minimizar los actos de corrupción y de impunidad.

Agradecen públicamente a tantos hombres y mujeres, de manera especial a los jóvenes, que han ayudado a mantener viva la esperanza de un país más justo para todos. Comprenden que el desafío es grande a la vez que afirman lo que ha comentado el Papa Francisco cuando dice: Así como la política no es una asunto de los «políticos», la corrupción no es un vicio exclusivo de la política. Hay corrupción en la política, hay corrupción en las empresas, y hay corrupción en los medios de comunicación, hay corrupción en las iglesias y también hay corrupción en las organizaciones sociales y los movimientos populares.

Afirman que la manifestación más palpable hoy del compromiso del pueblo contra la corrupción y la impunidad es la Marcha Verde. Pero aseguran que hay y habrá otras muchas iniciativas en contra de estos males. Por tanto los jesuitas, siendo fiel a su fe y a su misión mantiene su mano solidaria a estos movimientos sociales y populares.

Anima e invita a todas las personas vinculadas a la Compañía de Jesús y a la espiritualidad ignaciana y a toda persona de buena voluntad en República Dominicana a apoyar y a educar con gestos concretos de una ciudadanía que busca transformar en uno libre de corrupción e impunidad.

 

Los Jesuitas de República Dominicana se manifiestan en contra de la corrupción y la impunidad, Alcarrizos News Diario Digital

Los Jesuitas de República Dominicana se manifiestan en contra de la corrupción y la impunidad, Alcarrizos News Diario Digital