Nuevamente la ADP de Camacho está convocando a un paro para seguir peleando con Navarro. Claro está, que el fin de Camacho no es la dignificación y la elevación de la calidad educativa.
Manuel Castillo
Lo cierto es que contribuir a forjar el futuro de los estudiantes no está en la cabeza de la dirigencia de la Asociación Dominicana de Profesores. Gremio que solo defiende los derechos de los profesores, los deberes por lo pronto, que cada quien vea qué hace con ellos.
El distinguido millonario profesor Radhamés Camacho, diputado nacional y miembro de Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana, desde que Andrés Navarro fue nombrado por el Presidente Medina como Ministro de Educación, le ha declarado la guerra y no ha dado tregua.
Camacho quien dirige y controla una facción de la ADP, la corriente Eugenio María de Hostos. El nombre de esta corriente al interno de la ADP, desdice del Eugenio María de Hostos que conocemos. Pues Hostos y Bonilla era amante de las luchas patrióticas y del saber. Constructor incansable de la moral personal y social, por lo que aseguro sin dudas a equivocarme que si Hostos viviera buscara la forma de cambiar el nombre a esa corriente magisterial.
El pasado viernes 26 de enero, esta facción convocó a una asamblea para celebrar fuera de las aulas el 205 aniversario del patricio Juan Pablo Duarte. Fue un acto muy colorido, donde participaron más de 25 mil profesores del Gran Santo Domingo.
La ADP no supo instruir a sus miembros que celebrar el día de Duarte junto a los estudiantes que cada día orientan y educan. No pudo mandar a imprimir junto con el Instituto Duartiano 100 mil libritos del ideario de Duarte u otro material alusivo a esta gran fiesta. No, era mejor concentrar a los profesores para perder el tiempo, como la millonaria ADP sabe hacer. Pero tal vez me dicen que no tienen dinero para eso, a pesar de que cada docente le aporta cada mes el 1% de su salario.
Nuevamente la ADP de Camacho está convocando a un paro para seguir peleando con Navarro. Claro está, que el fin de Camacho no es la dignificación y la elevación de la calidad educativa. Su fin es otro: quién controla, quién tiene el poder, pues el señor Radhamés Camacho siempre ha querido ser Ministro de Educación. Asumo que por su temperamento y personalidad sus amigos presidentes no lo han tomado en cuenta para esa posición.
Le recomendamos a Camacho que se concentre en la Cámara de Diputados y pueda dirigirla próximamente. Deje a Navarro tranquilo que está adecentando y elevando la calidad educativa, lo que hace tiempo usted desde la ADP debió impulsar y no lo hizo.
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Radhamés Camacho, de profesor pobre a político millonario