Por Melvinson Almánzar
Ciertamente la realidad económica mundial es diferente a la de 1990, pero las amenazas internacionales del petróleo y la forma en que se administra la crisis desde Industria y Comercio, pudieran ser grandes problemas en esta gestión. La deuda tomada por la administración de Ito Bisonó en el MICM puede crear situaciones de crisis interna que provoquen inestabilidad y descontroles graves en las finanzas públicas.
En este país la cantidad de información provoca un efecto muy común en la era digital, las noticias se sobreponen unas a otras en poco tiempo y tal vez por ello no se recuerde que hace exactamente dos meses, el ministro de Industria, Comercio y Mipymes (MICM), Víctor -Ito- Bisonó, aseguró que en el combate contra el comercio ilícito que inició en su gestión, ha logrado eliminar “al punto cero” la mafia de los combustibles en la República Dominicana.
¿Pero cómo se traduce eso en economía para los dominicanos? Bueno, eso suena raro porque actualmente el país debe 5,600 millones para tratar de frenar los aumentos y Bisonó ha tomado más de 11 mil millones para esos fines, sin embargo, los aumentos de los combustibles van desde 20 pesos al GLP a más de 67 la gasolina premium.
Bisonó se atrevió a decir, exactamente a El Nuevo Diario, que los “grandes” traían barcazas y las vendían a las mismas instituciones del Estado, que no pagaban impuestos, que hacían triangulaciones y según él eso se acabó. ¿Pero hay alguien denunciado por Ito? ¿Se puede confiar en un funcionario que no defienda el dinero del pueblo? ¿Sustituyó Ito a los beneficiarios de esas supuestas mafias o puso los de su entorno?
Un poco de historia comparada
A inicios de 1990 los aumentos desproporcionados en el precio de la gasolina pasaron de RD$6.00 a RD$11.00, debido a la famosa Guerra del Golfo Pérsico, una zona de alta importancia en la producción petrolera mundial. Luego, las dificultades económicas llevaron a Balaguer a anunciar a mediados de año nuevos incrementos en el costo de la gasolina, esta vez de RD$11.00 a RD$20.00, lo que agudizó la situación e impulsó un incremento de los llamados a huelgas por los sindicatos.
Sin embargo, en esta gestión de gobierno de Luis Abinader, las alzas superan esos cinco o nueve pesos y van desde 20 a 67 “toletes oro”. Una situación el doble o triple de grave a 1990, que pudiera degenerar en una crisis poco predecible a mediano plazo.
En tanto que los artículos de primera necesidad, que siempre suben de precios cuando hay crisis de combustibles por el tema transporte, también se dispararon. En ese difícil contexto, Joaquín Balaguer se comprometió a mejorar el gasto público y bajo la supervisión de la iglesia católica hizo comprometer al sector empresarial a mantener estables, durante seis meses, los precios de los artículos de primera necesidad, entre otras medidas que enderezaron el barco.
Mientras que Balaguer le buscó salidas negociadas e inteligentes a la crisis, en este gobierno se afecta brutalmente al país debido a la fuerte alza de promedio de combustibles en el mes de octubre 2021 y esto lleva la inflación de la canasta familiar a un 8%, según banco central y había sido de unos 7.7 en septiembre y 7.9 en agosto. Lo que duplica la inflación meta del país en casi un 4 % para este año.
Sin embargo, el impacto en el manejo de los combustibles para frenar la inflación en los productos de primera necesidad ha sido un fracaso. La fórmula es la misma que la del PLD, no se han denunciado ni mostrado las mafias, pero con la gravedad del endeudamiento como única salida para frenar el precio y más de 49 semanas seguidas sin bajas en la mayoría de carburantes, tanto del combustible como la canasta básica suben y suben.
La recuperación económica post-COVID-19 de la que a diario se postean 10 y 12 mensajes en las cuentas sociales de Industria y Comercio u otras instituciones, se ve amenazada por una ola inflacionaria interna provocada por el aumento de los precios del petróleo, de las materias primas y del pésimo manejo de la crisis.
Además, en el momento menos preciso se inicia un alocado desmonte del subsidio eléctrico que aumentará la tarifa y esto sumado al aumento de 52 % que ha sufrido el Fuel Oil, combustible con que funcionan varias plantas del sistema eléctrico nacional. El panorama luce una bomba de tiempo.
Por la pobreza en las medidas tomadas y los aumentos de los carburantes y la canasta familiar. Pareciera que Ito Bisonó y su jefe inmediato nos llevan a una crisis de combustibles en cualquier momento y por consecuencia de alimentación por inflación, aún más terrible que en 1990 y de lo que ha subido hoy.
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