La voracidad del GRUPO VICINI (ahora INICIA) es tan intensa como las de las transnacionales mineras frente al patrimonio natural del país.
No hay sector económico, propiedad o empresa valiosa que no quiera engullirse.
Siempre al asecho de nuevas presas.
Usa para esos fines su enorme liquidez y se muestra siempre proclive a invertir, comprar acciones y “co-participar”. Y no son pocos los que han caído en ese “gancho” y nunca Vicini se ha resignado a ser accionista minoritario o a desinteresarse de lo ajeno que favorece su expansión.
Está al asecho de cualquier oportunidad legal o ilegal, normal o marrullera, para dar el zarpazo; siempre contando con Gobiernos e instituciones del Estado que se pliegan ante su condición de grupo súper-poderoso entre los diez principales. Súper-poderoso, tramposo y abusador.
Capaz de asaltar a sus socios privados y a su protector estatal, no importan cuentas pendientes como casos FONPER, PUNTA CATALINA, SAN SOUCI…, que deberían activarse por quienes luchan contra la impunidad.
• AHORA LE TOCÓ EL TURNO AL AGUA Y A PLANETA AZUL.
Ahora le tocó el turno a AGUA PLANETA AZUL, una empresa forjada durante muchos años y especial ingenio y pulcritud tecnológica por la familia Santos Berroa, actualmente presidida por el destacado economista José Santos Tavera y gestionada también por su esposa Ing. Argentina Berroa.
Los/as fundadores de Planeta Azul -posiblemente por los efectos de la competencia desleal y abusiva de los Bonetti (MERCASID-AGUA CRISTAL)- cometieron el error de darle entrada a los VICINI con algo más del 30% de las acciones. Y tan pronto se le presentó una oportunidad como la actual, ese grupo oligárquico (“buque insignia” del lumpen capitalismo modernizado), sacó las garras hasta el punto de que sin tener opción de compra preferencial como legalmente la tiene la familia Tavera Berroa en su condición de accionista mayoritario (44%), se la arregló para apoderarse irregularmente de las acciones en venta e intentar imponerse.
• CONJURAR LAS AMENAZAS.
Ciertas previsiones legales y la valentía de Wendy Santos Berroa frustraron ese primer intento. Pero la amenaza sigue y no es nada despreciable, más en condiciones en que el Grupo Vicini tiene influencia, dinero y complicidades de mucho volumen y alto nivel con esta dictadura institucional corrupta y corruptora, para seguir insistiendo en el asalto y tratar de comprar hasta el menos pensado a nivel judicial y gubernamental.
El pleito -independientemente de que se trate de contradicciones inter-capitalistas- tiene importancia para nuestra Nación, en tanto se trata de una lucha muy desigual entre un grupo que opera como si fuera dueño del país y una empresa mediana amenazada de ser absorbida.
Si el conflicto fuera entre la familia Santos Berroa y sus trabajadores, que a nadie le quepa duda de que hoy yo estaría llamando a la solidaridad con ellos, independientemente del aprecio que le tengo a ese conjunto familiar.
Igual no entro a considerar ahora el tema del agua como bien público y propiedad social, en el que me distancio de cualquier iniciativa que sea asumido como negocio; tema en que el Estado está muy lejos de responder a las necesidades colectivas.
Pero en la esfera en que se está desarrollando esta controversia, lo justo es unir esfuerzos para detener la rapacidad del Grupo Vicini; y no solo en ese caso, sino además en otros más graves, en los que ha estado envuelto, ya frente al pueblo humilde, ya frente al Estado, ya frente a sectores empresariales mucho más débiles. Nada humano puede sernos ajeno.