Por Ramón Tolentino
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, así dice una gran canción y es lo que hemos estado viendo con las entradas y salidas de la Procuraduría General de la República luego de ser interrogados Radhamés Camacho y Lucía Medina obviamente días diferentes a cada uno.
El señor Radhamés Camacho todos lo conocemos como un león afeitado, un come hombres, prepotente, indolente y lleno de poder a tal magnitud que logró encarcelar a un ciudadano por decirle corrupto, porque el poder lo cegó.
Esta bestia vestido de ropa se le conoce como un hombre que se come a los periodistas y también a sus propios colegas, todo debido al poder que recibió durante la dictadura morada. De repente este hombre es llamado ante la Procuraduría General de la República para interrogarlo sobre sus declaraciones juradas de bienes y a su salida del lugar este León afeitado, que la prepotencia y la indolencia le llegaban a la cabeza salió totalmente mudo
En ese mismo tenor, otra gata salvaje, una señora que el poder que ocupaba, la llegó a sentirse como la reina de España dónde sus súbditos solo le faltaban lamberle los zapatos. La llamada Lucía Medina que con tan solo mencionar su nombre te suena a prepotente, indolente y sobre todo peste por querer aplastar a todo el que se le oponía o pensaba diferente a ella.
Está gallinita también fue llamada por la Procuraduría General de la República para ser interrogada con relación a su declaración jurada de bienes. Parece ser que la prepotencia se le desapareció como también su gallardía de enfrentar a los demás debido a todo el poder que le otorgó su hermano Danilo Medina porque al salir del interrogatorio, está adulta mayor también quedó muda.