Todos sabían que la famosa bailarina Mata Hari, acusada de espionaje, era inocente, pero había cometido el pecado «gigantesco» de ir en contra de la sociedad y por ello fue ajusticiada, algo que, lamenta el escritor Paulo Coelho, se sigue castigando: «En esas cosas no hemos avanzado nada».
«Los prejuicios, la manipulación de los políticos, las excusas para hacer algo horrible» son las mismas en la época de Mata Hari, a principios del siglo XX, que un siglo después, sostiene en una entrevista exclusiva con Efe el escritor brasileño, que descubre la vida de esta mujer en su novela «La espía», publicada por Planeta y que llega mañana a las librerías.
Mata Hari llamó la atención por ser una mujer emancipada, que no obedeció las reglas del moralismo de la época, despertó envidias y odios y el resultado fue su condena y su fusilamiento, en octubre de 1917 en el París que la había venerado unos años atrás.
A partir de una carta que la condenada a muerte escribió a su abogado, Paulo Coelho ha reconstruido a través de documentos oficiales desclasificados por los servicios secretos del Reino Unido, Alemania y Holanda -Francia lo hará al año que viene, asegura- la vida de esta mujer, que fue consciente de haber nacido en una época equivocada.
Una tarde, hablando de casos de equivocaciones de la Justicia en el siglo XX, el abogado de Paulo Coelho le relató el de Mata Hari, una historia que le sorprendió y le llevó a investigar.
Así descubrió que Mata Hari fue «un chivo expiatorio», una mujer que se confió en su poder de seducción sin darse cuenta de que «se estaba midiendo con gente muy poderosa», asegura el escritor.
Comprobar que Mata Hari había sido condenada por nada y cómo sus propios acusadores lo habían reconocido poco después de su muerte -el fiscal dijo a un periodista que las pruebas eran tan insuficientes que no valían ni «para castigar a un gato»- removió los recuerdos de Coelho.
«Yo estuve preso en 1974 por cargos basados en la nada», explica el escritor, detenido y encarcelado por la dictadura militar brasileña por considerar subversivas las letras de canciones que compuso.
Cree Coelho que, como en su caso, el de Mata Hari fue utilizado para distraer a la opinión pública, entonces las incesantes muertes de jóvenes franceses en las trincheras.
Cuando comenzó a investigar su vida, Coelho dice que sintió una gran tristeza por cómo acabó Mata Hari, la bailarina que cautivó y deleitó al público durante la Primera Guerra Mundial y que se convirtió en confidente de algunos de los hombres más ricos y poderosos de la época, pero se niega a considerarla una víctima.
«Fue una mujer que vivió como quiso toda su vida, aunque al final le saliera mal», señala.
«Eso es lo que le pasó a la famosa y bella Mata Hari», a la que considera una de las primeras feministas, una mujer que fue violada en el colegio y que se casó muy joven con un maltratador, con el que tuvo una hija a la que, tras huir de su marido, no pudo volver a ver.
Pero, aún con ese pasado, desafió las exigencias masculinas y escogió ser independiente «y excepcional», aunque lo pagara con su vida. Y cuando conoció el amor, «escogió al peor posible», un joven ruso que al final renegó de ella, su peor momento, recuerda Coelho.
«Mata Hari fue valiente por ausencia de opciones, no podía permitirse ser cobarde. Pero fue más allá de sus posibilidades. Intentó manipular pero la manipularon. Sus fantasías la hicieron creer que era más valiosa de lo que era», indica el autor, que sostiene que no ha querido juzgarla» sino presentarla tal como fue.
Tal como ella misma escribió: «No sé si en el futuro se me recordará pero, si así fuera, que nadie me vea como a una víctima, sino como a alguien que nunca dejó de luchar con valentía y pagó el precio que le tocó pagar».