En el contexto de la pandemia del COVID-19 y la crisis climática, la naturaleza está enviando un “mensaje de auxilio”, dice el director de Medio Ambiente de la ONU, Inger Andersen, en una entrevista concedida a un diario británico.
Para el funcionario el Día Internacional de la Madre Tierra, que se celebra este, 22 de abril, debe generar conciencia entre los seres humanos. Los cambios en las formas de convivencia y movilización durante este tiempo de aislamiento social y sus visibles efectos en la naturaleza y urbes del mundo, invitan a reflexionar sobre el impacto de nuestras acciones. Además, señala que el cuidado de la Tierra es responsabilidad colectiva y hay que fomentar esta armonía.
Con esta celebración admitimos la responsabilidad colectiva, como nos recordaba la Declaración de Río de 1992, de fomentar la harmonía con la naturaleza y la Madre Tierra para alcanzar el equilibrio justo entre las necesidades económicas, sociales y medioambientales de las generaciones presentes y futuras.
La Madre Tierra claramente nos pide que actuemos. La naturaleza sufre. Los incendios en Australia, los mayores registros de calor terrestre y la peor invasión de langostas en Kenia… Ahora nos enfrentamos a COVID -19, una pandemia sanitaria mundial con una fuerte relación con la salud de nuestro ecosistema.
El cambio climático, los cambios provocados por el hombre en la naturaleza, así como los crímenes que perturban la biodiversidad, como la deforestación, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva o el creciente comercio ilegal de vida silvestre, pueden aumentar el contacto y la transmisión de enfermedades infecciosas de animales a humanos (enfermedades zoonóticas).
El impacto visible y positivo del virus, ya sea a través de la mejora de la calidad del aire o la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, no es más que temporal, ya que se debe a la trágica desaceleración económica y la angustia humana.
Recordemos más que nunca en este Día Internacional de la Madre Tierra que necesitamos un cambio hacia una economía más sostenible que funcione tanto para las personas como para el planeta. Promovamos la armonía con la naturaleza y la Tierra.
Un poco de historia sobre esta celebración
El Día de la Tierra tiene sus inicios en la década de los años 60, cuando se empezaron a escuchar las primeras pequeñas manifestaciones sobre los problemas ambientales dirigidas por el senador de Wisconsin, Gaylord Nelson. En 1966 el senador trató de organizar una protesta a favor del medio ambiente, tomando como ejemplos las protestas en contra de la guerra de Vietnam, pero no logró su cometido. La fecha de conmemorar el Día de la Tierra fue escogida por el senador Gaylord Nelson, por ello se celebra en muchos países el 22 de abril de cada año desde el 1970. La mayor
Es un día para rendir homenaje a nuestro planeta y reconocer a la Tierra como nuestro hogar y nuestra madre, así como lo han expresado distintas culturas a lo largo de la historia, demostrando la interdependencia entre sus muchos ecosistemas y los seres vivos que la habitamos.
La importancia de la biodiversidad para los humanos
El brote de coronavirus representa un riesgo enorme para la salud pública y la economía mundial, pero también para la diversidad biológica. Sin embargo, la biodiversidad puede ser parte de la solución, ya que una diversidad de especies dificulta la propagación rápida de los patógenos.
Este Día de la Madre Tierra, coincidiendo con el Súper Año de la Biodiversidad, se centra en el papel de la diversidad biológica como indicador de la salud de la Tierra.
Igualmente, cada vez es más evidente su impacto en la salud humana. Los cambios en la biodiversidad afectan al funcionamiento de los ecosistemas y pueden ocasionar alteraciones importantes de los bienes y servicios que estos proporcionan. Los vínculos específicos entre la salud y la biodiversidad incluyen posibles impactos en la nutrición, la investigación sanitaria y la medicina tradicional, la generación de nuevas enfermedades infecciosas y cambios significativos en la distribución de plantas, patógenos, animales e incluso asentamientos humanos, algo que puede ser alentado debido al cambio climático.
A pesar de los esfuerzos actuales, la biodiversidad se está deteriorando en todo el mundo a un ritmo sin precedentes en la historia humana. Se estima que alrededor de un millón de especies animales y vegetales se encuentran actualmente en peligro de extinción.
Con este panorama general y el escenario del coronavirus, nuestra prioridad inmediata es evitar la propagación de COVID-19, pero a largo plazo, es importante abordar la pérdida de hábitat y biodiversidad.
Pirmero fue el ébola. Ahora, enfermedades infecciosas como el COVID-19 también son preocupantes para la conservación de los grandes simios. Todavía no sabemos si estos son susceptibles de sufrirlo, pero se deben tomar medidas preventivas cuanto antes. Por ejemplo, limitar el turismo de naturaleza relacionado con estas especies. Luchemos por mantener nuestra biodiversidad.
Fuente: ONU / EL UNIVERSO / YOUTUBE