NUEVA YORK, EE.UU. (ANSA).- El ascensor festeja 160 años: el primero de la historia fue instalado en marzo de 1857 y se movía a una velocidad de doce metros por minuto.
Fue un invento del inventor y empresario estadounidense Elisha Otis, instalado en una gran tienda de Broadway: el mismo Otis que en 1853 había presentado, durante una exposición en el Crystal Palace de Nueva York, el primer ascensor con un dispositivo automático de seguridad, capaz de bloquear la cabina en caso de rotura de la cuerda de elevación.
El primer edificio equipado con ascensor para pasajeros, realizado por el empresario Bogardus, fue el Haughwout Building, proyectado por John P. Gaynor en 1859. El motor eléctrico fue introducido en los ascensores en 1880 por el inventor alemán Werner von Siemens. El motor fue instalado sobre la cabina, que podía remontar en el interior del pozo por medio de un sistema de ruedas dentadas con piñón que se incrustaban en una cremallera dispuesta a ambos lados del pozo.
Un ascensor eléctrico fue construido en Baltimore (Maryland) en 1887 y funcionaba con un motor eléctrico que hacía girar un cabrestante, en torno al cual se enrollaba la cuerda de elevación.
En los años sucesivos los ascensores eléctricos equipados con transmisión con tornillo helicoidal entre motor y cabrestante se volvieron de amplio uso, salvo para los edificios altos.
En efecto, en el ascensor a cabrestante el largo de la cuerda de elevación, y en consecuencia la altura que podía alcanzar la cabina, son limitadas por las dimensiones del propio cabrestante: esto impedía su uso en rascacielos.
Por otra parte las ventajas del ascensor eléctrico, como la eficiencia, los costos relativamente bajos de instalación y la posibilidad de mantener una velocidad casi constante prescindiendo de la carga impulsó a los inventores a buscar una solución para poder usar los ascensores a energía eléctrica también en los rascacielos.
La presencia de contrapesos capaces de generar tracción sobre las cuerdas de arrastre en sentido opuesto respecto de la cabina fueron la respuesta al problema.
Desde aquellos primeros ejemplares, año tras año hubo muchos progresos. En los años 20 se difundieron los sistemas de control automático (puertas y comandos dados por el usuario) y los ascensores aumentaron notablemente su velocidad.
En 1928 Westinghouse desafió a Otis relevando a todas las principales empresas del sector, mientras en los años 40 comenzó el desarrollo de sistemas electrónicos para el funcionamiento de los ascensores. En 1993 los ascensores más veloces del mundo (750 m/s) son instalados en Japón. El edificio más alto del mundo, el Burk Khalifa de Dubai, alcanza 828 metros de altura y sus ascensores Otis -los herederos del pionero de la elevación- ascienden la mayor distancia del globo, 504 metros.
Cada año, más de mil millones de personas usan los 12 millones de ascensores presentes en el mundo (ANSA).