Varios restaurantes, supermercados y empresas de servicios en Estados Unidos amanecieron este jueves con las persianas cerradas para sumarse a la protesta nacional del «Día sin inmigrantes».
WASHINGTON, EEUU, (EFE).-Un buen número de empresas y pequeños comercios de las principales ciudades del país participaron del boicot surgido en las redes sociales contra la políticas migratorias del presidente Donald Trump y en el que sus participantes quisieron además exhibir el «peso económico» de esta población en Estados Unidos.
Inmigrantes de varias nacionalidades expresaron en algunas concentraciones su rechazo a las órdenes ejecutivas firmadas por Trump que quieren poner fin a las llamadas «ciudades santuario», acelerar las deportaciones de indocumentados y prohibir la entrada a refugiados.
En Chicago, Illinois, más de un millar de personas participaron en una marcha que se inició en el Parque Unión, en el norte de la ciudad, prosiguió hasta la sede de la oficina local del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) y culminó con una concentración en la Plaza Federal.
En ciudades de Arizona muchos pequeños comercios amanecieron con carteles que anunciaban su cierre en atención a la campaña nacional, bajo la cual muchos padres de familias inmigrantes no enviaron a sus hijos a la escuela.
«Todos los días contribuimos con nuestro trabajo a este país, pagamos impuestos, generamos empleos, creo que el presidente Trump no está tomando esto en cuenta», dijo a Efe Manuela Ramos, dueña de una restaurante en Tucson quien cerró en apoyo a sus empleados inmigrantes.
Medios locales de Charlotte, la principal ciudad de Carolina del Norte, informaron que al menos 8,000 personas marcharon este jueves en el marco del «Día Sin inmigrantes», y que tuvo sus réplicas en otras ciudades del estado como Raleigh y Durham.
En Charlotte, donde unos 250 comercios permanecieron cerrados, los manifestantes rechazaron las redadas hechas la pasada semana por agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), que se saldaron con el arresto de 84 indocumentados en este estado.
Como en muchas otras ciudades del país, los participantes de la jornada se negaron a comprar o a tomar el transporte público, para por un día no ser parte de la economía estadounidense y demostrar su importancia.
En Nueva York, líderes del movimiento santuario señalaron que hay por lo menos un centenar de iglesias en esta ciudad dispuestas a acoger a indocumentados que necesiten de un refugio ante la amenaza de la deportación.
Varios negocios de esta ciudad colgaron letreros en sus puertas con mensajes como «en solidaridad con el día sin inmigrantes» o «amamos a América pero el Gobierno no nos ama a nosotros», aunque no faltaron los indocumentados que prefirieron no faltar a sus centros de labores por temor a perder sus trabajos.
En la capital, unas 200 personas se manifestaron frente a la Casa Blanca y defendieron que el trabajo de los inmigrantes es necesario para la «prosperidad del país.
El famoso restaurador español José Andrés decidió cerrar la mayoría de sus restaurantes en la zona metropolitana de Washington, locales muy populares y situados en puntos de gran circulación de personas, «en solidaridad con los muchos inmigrantes» de su plantilla, según un comunicado de la empresa.
Los actos de protestas en numerosos puntos del país fueron de diversa índole, como en Massachusetts, donde el Museo Davis, en la Universidad Wellesley, descolgó u ocultó a partir de este jueves 120 obras, el 20% de su colección permanente, que han sido creadas o donadas por inmigrantes. La medida se mantendrá hasta la próxima semana.
Según la Oficina del Censo, Estados Unidos ha visto un crecimiento histórico de población inmigrante y, según los datos más recientes de 2013, un 13% nació en el extranjero, equivalente a más de 41 millones de personas. Ese número es aún mayor si se incluyen los nacidos en Estados Unidos de padres inmigrantes.