“Dada la situación mi última preocupación es jugar baloncesto”, dice, pero “el doctor me dice que yo voy a volver a jugar. Y les digo, bienvenido sea”.
En su lucha contra el cáncer que le afecta, destaca un elemento importante para cualquier persona que enfrente un proceso similar. “Estoy bien con mi cabeza”, dice.
Pero si en dado caso, es necesario prolongar el tratamiento con la quimio, un proceso difícil, como ha dejado saber, tampoco se va a rendir. “No me voy a poner rabioso, pero sí pedirle a Dios que me dé fuerzas. Esa quimio no es fácil”.
Y agrega: “Voy a seguir batallando con esto. Me siento bien, lo único es que pone a uno débil”.
Por momentos, cuando se siente recuperado, tiene la capacidad de hacer ejercicios, en especial cuando transcurren unos días después de la quimio.
Las 12 quimio que recibió se la aplicaron durante un período de seis meses con el fin de “disminuir el cáncer” y fue de enero a julio. Y en efecto ayudó a disminuir el cáncer, aunque no al nivel esperado. “Ahora como ese tumor está arriba del páncreas, al mismo tiempo está cubriendo áreas de arterias y venas que son muy sensibles”.
Se espera que fuera intervenido, pero hubo una parte que no estuvo al nivel que los médicos esperaban, por lo que esos profesionales “tomaron la decisión de no operar, porque no ha disminuido”.
Este miércoles se produjo la sexta. Y de esas seis, le aplicaban una y luego 14 días libres.
“La primera semana de octubre me harán un examen del estómago para ver si ese tumor ha disminuido, y si no representa peligro, ellos me van a operar”, dijo Cabrera, en caso contrario “estoy dispuesto a lo que ellos –los doctores- me digan”.
Cuando pasaron las primeras 12 terapias, Cabrera admite que sufrió un momento de depresión, acompañado por momentos de lágrimas. “El proceso de quimio no se lo recomiendo ni a mi peor enemigo”, señala.
Afortunadamente donde está ahora no se ha regado. “Si ese tumor estuviera en el lado izquierdo o en el estómago tuviera mis días contados”, señala
Será el dos de octubre cuando le harán un estudio del estómago y el 6 de octubre tendrá una reunión de nuevo con sus doctores para determinar si con esas terapias de quimio disminuyó la parte afectada y que esté fuera de peligro. “Pero si no pueden operar y me dicen que me deben dar más terapias yo lo voy a hacer”, dice un envalentonado Cabrera.
Por momentos, después de las terapias se siente los dedos de las manos y de los pies “como adormecidos”, pero le advierten que eso es parte del tratamiento. Como consecuencia de la quimio, “los cabellos no se me caen, pero no me crecen” y es que “no sabes lo que es esto, hasta que estás sentando en una silla cinco horas. Y en el minuto que sales de esa silla, sientes la diferencia”.
En esa diferencia, la quimio “te quita el hambre, te da diarrea, te quita tu vida. No eres nadie. Permaneces acostado”.
Fuente: Diario Libre